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Una profesión fascinante ( Legal )
por PCA el 19/07/2007

Reciente he leído una colaboración de nuestro ilustre colega Antonio Garrigues que, hablando sobre el ejercicio de la abogacía, lo titulaba “Una Profesión Fascinante”. Asimismo escribe “La profesión de abogado es sin duda fascinante. Lo ha sido desde el principio de los tiempos y lo será siempre”.

También recuerdo leer en una entrevista al (también ilustre) Rodrigo Uría decir: “El abogado se hace con un 30% de derecho, un 50% de sentido común y un 20% de imaginación. Y además, los abogados deben ser simpáticos. Los antipáticos suelen ser malos abogados siempre. Pueden ser buenos registradores de la propiedad, buenos jueces, buenos fiscales, pero no buenos abogados

Y para completar este trío ilustre de la Abogacía española, Emilio Cuatrecasas expuso que las nuevas funciones del abogado del siglo XXI son “el asesoramiento preventivo y la participación en el proceso de toma de decisiones empresariales”. A su juicio, la estrategia jurídica “debe integrarse en la cadena de producción y distribución”.

Comparto plenamente los tres planteamientos sobre la abogacía. Sin embargo hay una asunto que les he escuchado a estos “tres tenores” de la abogacía española y de hecho a casi cualquier abogado que es entrevistado y que no comparto: la querencia a predicar sobre la ética del abogado.

Esta profesión es tan fascinante como arriesgada. Nuestra herramienta de trabajo es el derecho positivo y cualquier aproximación a la norma es peligrosa en si misma. A los abogados no nos pagan para leer el derecho positivo sino para interpretarlo y explorar sus límites. Por ello también esta profesión es fascinante. Por ello muchas veces somos admirados y otras condenados. Pero esa labor no requiere dosis de ética “reduplicadas”.

La abogacía no requiere más ética que cualquier otra profesión ni precisa tampoco que sea permanentemente invocada. La abogacía – como dice con gran acierto Rodrigo Uría – es sentido común e imaginación, pero también la honesti comentarios 14 

comentario de Nelson Ramirez el 08/03/2007 23:58:01
La Abogacia es fascinante en tanto y en cuanto haya lucidez, sentido común, decencia y vocacion. De lo contrario, es un vil oficio al servicio de malas intenciones y peores practicas. El mal deudor, el mal ciudadano, el delincuente, siempre estructuran sus estrategias de "defensa" bajo el "consejo Legal" de un abogado, con titulo a nombre de la Nacion. Para ese profesional, escuchar hablar de "profesion fascinante" le debe generar un mohin sarcastico. Lo cierto es que la profesion solo nos puede generar exhaltacion espiritual en tanto y en cuanto haya en cada uno de nosotros un respaldo moral que nos haga deleitar con la sensación inigualable de habler logrado que la Justicia se concrete en el caso encomendado a nuestro patrocinio. Por ende, solo pueden hablar de Profesion Fascinante aquellos a quienes la Justicia les fascina.
comentario de Jesús Castellano el 09/03/2007 12:07:51
Señala en su artículo PCA que “el joven abogado sentirá como propio el interés de su cliente”. Nelson describe a “el mal deudor”, “el mal ciudadano”, “el delincuente” como aquellos sujetos que estructuran sus estrategias de "defensa" bajo el "consejo Legal" de un abogado. Habida cuenta que esas personas existen y son “potenciales clientes” de un despacho de abogados, resultará sin duda difícil para un abogado joven – no tengo claro cuando se deja de serlo - tratar a los sujetos que describe Nelson en el sentido planteado por PCA. Aun sin encontrarnos con individuos de características tan extremas, llega a nuestro despacho mucha gente complicada. La conclusión ante tal situación es sencilla y supongo que todos llegamos a la misma – lo que no quiere decir que sea en todos los casos la acertada – y es que mas allá de la ética, moral, decencia,... así es nuestro trabajo, y como bien señalan tanto PCA como Nelson, habremos de tomar siempre como referente nuestro propio sentido de la honestidad y no el ajeno – acompañado de entrega, perseverancia y tenacidad - después se verá si se acertó o no. En relación con nuestra profesión, desde mi experiencia personal ya con 6 años de ejercicio - creo que tan rápidos como enriquecedores - cuando finalicé mis estudios, no me preocupaba una carrera profesional mas o menos brillante, en aquel momento temía a la monotonía, el hastío y el ostracismo al que una mala elección me podría condenar, pues bien, desde aquí animo a todos aquellos que se licencien el próximo mes de junio. Nuestro trabajo es mas que fascinante, resulta trepidante, dinámico, vibrante, produce algo así como un conjuro contra el que no buscarás revulsivo. Animo.
comentario de Juan Francisco Torres Landa el 09/03/2007 17:31:14
El verdadero reto de la abogacía es el encontrar la forma de convertirse en un promotor de oportunidades de negocios y de soluciones, y hacerlo de tal forma que siempre en estricto acatamiento de la ética profesional y de la justa defensa de los intereses de nuestros clientes, logremos no obstante dejar huella para mejorar las condiciones de vida de la población. Eso parece ser una meta difícil de cumplir en el trabajo de día a día que no presenta una perspectiva social. Sin embargo, la realidad es que en todas nuestras labores hay formas de crear un impacto positivo, y sobre todo requiere que nos involucremos no sólo en operaciones entre particulares, sino en foros de discusión, grupos ciudadanos, y esfuerzos para mejorar el Estado de Derecho al que todos aspiramos. Sólo con una labor combinada y desde muchos frentes podremos eliminar el estigma que sigue prevaleciendo y en el cual se considera a la profesión como una en la cual prevalece el ánimo de lucro por encima de una lealtad social.
comentario de Miguel Quino el 12/03/2007 17:26:31
La abogacía es el arte de exogitar las normas y los libros que sustenten los intereses de un cliente.
comentario de J Raul Dolz el 13/03/2007 17:34:25
Estimado PCA, debo hacerte partícipe de mi escepticismo ante esa repetida adjetivación de "fascinante" de la profesión que nos ocupa. Desde luego parece motivadora de la experiencia de iniciación o de márketing, pero mis años de ejercicio me llevan a una mayor prudencia. Cabe observar que el adjetivo tiene un ambivalencia curiosa según el DRAE, pues supongo que de entrada se refiere a una "atracción irresistible", pero a veces no se sabe cuando se confunde con la "alucinación". Sin duda la aventura es sugestiva pero la principal característica de la profesión debiera ser la "responsabilidad inteligente", como correlato de la confianza que se ofrece por el cliente. Más que el plano "atractivo" por estético debiera llenarse de contenido sapiencial, como aprendizaje continuo, y ahí sí que cabría la aventura profundizadora en derechos, principios, normas y demás instrumentos de la justicia dialéctica que es lo que se espera que prestemos en cada una de nuestras especialidades. Traspasando, pues, esa fase estética y rellenándola de contenido razonablemente inteligente es como dejaremos de pensar que la invocación de la ética suponga sospecha ninguna, pues en todo momento estamos en el campo de lo moral, y así podremos tender a una mejora global, aunque nuestras posiciones sean parciales, e intentaremos conjurar los delirios y demás peligros que las puras fascinaciones entrañan. Siento atemperar esta pasión profesional pero también es otra forma madura de hacerla más interesante. Saludos.
comentario de Juan Carlos Gallegos el 16/03/2007 2:29:30
No creo que exista otra profesión en el mundo en la cual la persona tenga mayor exposición a situaciones diversas, materias distintas y sinnumero de vivencias humanas. Coincido plenamente que la abogacía es una profesión fascinante por la diversidad que implica su ejercicio. Claro está que la abogacía para que sea una experiencia fascinante ha de entrañar profunda vocación, pasión y honestidad, caso contrario podría convertirse en un suplicio.
comentario de PCA el 16/03/2007 10:15:51
Ecuador, Mexico, Perú, España ... compruebo cómo, a pesar de ser tan denostada, todos sentimos algo similar. Algo tendrá. A veces me pregunto si disfrutaría ejerciendo la Judicatura (consideraciones retributivas al margen) de la misma forma en que disfruto la Abogacía. Creo que no tanto, pero tampoco me importaría ver la batalla - durante unos meses - desde ese lado. Es más, creo que esa experiencia enriquecería mi condición de abogado. ¿Qué os parece?
comentario de Jesús Castellano el 16/03/2007 17:22:19
Que resultaria enriquecedor, no cabe duda. Pero no se PCA, no lo acabo de ver. Habría que atender la Jurisdicción; ante la figuración que planteas, ¿Se puede elegir?. Instrucción, Familia, Penal... Se me ocurren demasiadas situaciones planteables en aquellos Juzgados ante las que prefiero instrumentar mejor que resolver. Dicho sea siempre con el debido respeto y admiración por el trabajo que en aquellas plantas se adminsitra, desarrolla y resuelve, a primera vista, y según el organismo, no me resulta una oferta muy atractiva. Desde nuestra posición, la mayoría de las veces, tenemos la posibilidad de elegir, de rechazar o aceptar, pero creo que no ocurre tanto así en la del Juzgador.
comentario de Miguel Quino el 16/03/2007 18:22:13
En la abogacía la fascinación radica en el ejercicio intelectual que realizamos para resolver un problema ajeno y lo hacemos nuestro por ser un medio de nuestra propia subsistencia. En esta accion podemos hacer uso de buenas o de malas artes según la condición ontológica de cada uno.Por ello "el problema" es la condición de la abogacia como "la enfermedad" lo es de la medicina.En la Judicatura el arte reside en nuestra capacidad de saber determinar, lo cual es un reto mayor.
comentario de Nelson Ramirez el 22/03/2007 0:58:07
A propósito de la sugerencia de PCA por ejercer la Judicatura para enriquecer la experiencia profesional no dudo en aconsejarle que proceda a incorporarse. En Perú, mi país, existe el cargo de Magistrado Suplente (abogados en ejercicio que son convocados a ejercer la Magistratura por licencia del Titular y por periodos muy cortos) y yo he sido alguna vez convocado para tan sagrada función. Confieso que es una labor inigualable, con satisfacciones muy profundas, que han enriquecido mi condición de Abogado en ejercicio. Quienes han transitado por la Enseñanza, la Judicatura y el Ejercicio activo de la Defensa pueden decir, parafraseando al gran poeta, que han Vivido.
comentario de PCA el 22/03/2007 8:23:27
Ya me gustaría Nelson, ya; pero no creo estar a la altura de ese ministerio. O al menos, no creo estar a la altura de lo que yo espero de la condición de Juez. Otra cosa es que lo que nos encontremos todos los días en estrados.
comentario de Nelson Ramirez el 22/03/2007 22:08:50
La gente valiosa como tu no esta dispuesta a asumir el reto. Ese es parte del drama de la Administración de Justicia. Los que valen no quieren estar. Que hacer?
comentario de Nicomedes el 23/03/2007 13:31:53
Yo creo que es el gran reto de la Administracion Publica y el caso de los jueces es uno mas de ellos, si bien de especial relevancia. No tiene mucho sentido que un alto ejecutivo de una empresa tenga que renunciar a un 75% de sus ingresos para entrar a formar parte del Gobierno de su Pais, o que un socio de una firma de abogacia tenga que pedir fuetes sacrificios a su familia para entrar a formar parte de la Judicatura. Esto a largo lleva a que solo los muy mediocres y los muy deshonestos acaban llamados por la funcion publica. Por supuesto que hay vocaciones, pero el diferencial de retornos las hace cada dia mas escasas. Y no nos olvidemos que las decisiones de la funcion publica afectan de manera primordial nuestro bienestar.
comentario de Claus Mont el 04/05/2007 4:56:56
El ejercicio profesional de la abogacia esta en crisis. Es probable que algunos la califiquen de fascinante. En verdad no lo creo, pues tal calificativo esta intimamente supeditado a la capacidad de asombro del observador. Quienes tuvimos la oportunidad de experimentar desde ambos lados la prestación del servicio de justicia, estamos convencidos de su precariedad, chatura y falta de compromiso, principalmente en aquellos encargados de su administración. Claro, habrá excepciones. Ni que hablar del pobre nivel profesional general, el que resulta concomitante con el deterioro de los valores humanos. Felicito a quienes aún pueden sentir la fascinación en el ejercicio profesional. Yo por mi parte, a los 44 años he decidido que 25 años en el ruedo han sido mas que suficientes, mi fascinación lo acaparó la elección de vivir una vida mas tranqui, sin barniz, libre, sin dos primeras" Si preguntan por mi, no estoy en letra, me fui. Saludos y suerte para aquellos que continuan en el camino.
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